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Amarga carta de una conciencia


No se quien dijo eso del "carpe diem", pero estoy seguro que aquella persona no se paro a reflexionar en lo efímero de cada momento, en cómo el tiempo borra y sobrescribe encima de nuestras vidas, a veces de forma afectiva, en ocasiones de manera violenta.

Represento a la cara más amarga de esta fugaz vida, a ese no poder volver atrás y cambiar lo que hiciste mal... porque solo tienes una oportunidad y la mayor parte de las ocasiones, un alto porcentaje de veces, no actúas como deberías. Entonces, y solo entonces, descubres que esa persona no es la misma que un día se miró al espejo dispuesta a comerse el mundo, que te sientes arrastrado a ninguna parte, engañado por un incierto futuro que se manifiesta en un tiempo transparente, como una hoja en blanco que espera ser escrita, pero que solo acabará conteniendo tachones de errores que esperan ser cometidos. Porque de los errores se aprende, pero siempre queda una mancha, un tachón que el amargo tiempo, a pesar de su versátil intento de avanzar, tiene la odiosa capacidad de detenerse para traer el fatídico recuerdo de ese día en que no supiste ser tú, ni marcar tus valores... ni siquiera tu moral... no hablo de filosofía ni de ética, hablo de ese atractivo "dejarse llevar", divertido en el momento, pésimo en el recuerdo...recuerdo de hacer lo que nunca harías, de ceder inultamente ante la idea de algo nuevo, algo que simplemente viene a recordar que ese no eres tu y, entonces, solo entonces, cuando te miras al espejo, ves a la persona que nunca quisiste ser, cierras los ojos y, con esperanza, intentas buscar dentro de ti. Si, ahí encuentras un rayo de luz desesperado en marcar quién eres... pero vuelve el villano tiempo, ese maldito "carpe diem" que ya ha conseguido arrastrarte lejos de las fronteras de tu mundo. Ahora navegas en aguas internacionales, dónde cualquier pirata puede abarcarte, entre dos mundos: el tuyo y el resto; en la inmensidad del agua, solo, temeroso... Desesperado, y en un intento de gran agobio, a sabiendas que hay tierra debajo del agua, te decides buscar lo bueno conocido que lo malo por conocer. Te sumerges y buceas... buscas una superficie lisa que te permite ir a donde quieres llegar... pero en el intento, vano en si, pierdes el sentido... ahora es la corriente marina la que te lleva, la que te aleja... te has perdido degradando lo único que tenías con valor: tu dignidad... ahora eres tu propio enemigo. Tu solo te has hecho esto y, desgradaciadamente, tu solito tendrás que arreglarlo... porque al fin de cuentas, tu eres único que te queda... aunque a veces, ni eso...

Claramente, yo soy la cara más amarga de esta fugaz vida, la que te recuerda lo que no eres y un día quisiste ser en un intento desesperado de encontrarte, la que te arrojó al suelo porque tomaste el camino equívoco y cuyas heridas después lamentaste... Yo soy esa voz que te intenta guiar y que tú ignoras para seguir otras voces... Ahora me ves como la mala, pero si me hubieras hecho caso, no estaría escribiendo esta carta en este momento... pero claro, es más fácil echarle la culpa al fugaz y efímero tiempo que a todos vacila... Aquí terminan mis palabras, pero mi mensaje continua y cuando quieras dejar de oírlo, solo conseguirás aumentar su intensidad... se apagará cuando te quieras situar bajo el rayo de luz con el que intento iluminarte... búscalo y lo encontrarás... pues mi voz ya la has escuchado.

2 comentarios:

  1. Acabo de dar por casualidad con esta entrada! Me ha gustado mucho, en serio. Muy profunda, me siento como cuando te acuerdas de algo que te provoca un nudo en el estómago.
    Un beso!

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  2. Muchas gracias!!

    Siento contestarte ahora, pero he tenido un problema con los comentarios que no me han aparecido...

    Por curiosidad... ¿cómo diste con la entrada?

    Un saludo!

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