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Más cerca de las estrellas


Cuando éramos pequeños y nos preguntaban “¿Qué quieres ser de mayor?” Muchos soñaban con llegar tan alto como las estrellas y ser astronautas, otros, con ayudar a los animales y ser veterinarios y, los más aplicados, con enseñar lo que sabían a los demás y ser maestros. Yo, la verdad, nunca lo tuve del todo claro… simplemente quería ayudar a la gente, solo que no sabía cómo. Mi abuela quería que fuese médico para poder analizar siempre sus dolencias y dadle un consejo sin tener que ir a la consulta; mi padre, por su parte, quería que fuese abogado o arquitecto porque, según él, son los que más dinero ganan; pero siempre quedaba ese reducto de gente, pequeño grupo demoledor que, a la mínima, aunque no te lo decían vivamente, de alguna forma expresaban que no llegarías muy lejos. Sinceramente sé, que en mi caso, nadie apostaba por mucho por mí; muchos decían que era inteligente, pero, la verdad es que no era la persona más avispada… Poco conocía fuera de Linares y menos conocía dentro, enredado entre sus callejuelas por las que me perdía (y a veces aún me pierdo)… Lo reconozco: tengo mala orientación.

Sin embargo, un día se activó en mí una idea que, de la forma más ambiciosa, se proyectó con vistas futuras: tenía que llegar lejos. Pensé que debía servir a la sociedad porque, tras mucha reflexión, entendí que un trabajo no es otra cosa que servir a los demás de alguna forma provechosa, participar en la vida pública con un único fin: hacer de nuestra labor, un orden social más perfecto y armónico. Dados mis orígenes hosteleros en ´El Califa´, me di cuenta que me encantaba el trato con la gente y que el trabajo que escogiese en el futuro, tenía que estar relacionado con ello… al fin y al cabo, es para toda la vida, una elección demasiado sería y difícil para una edad tan joven como a la que se nos plantea, justo después del bachiller. En ese momento solo sabía dos cosas: que era de letras puras (odiaba las matemáticas) y que quería ser innovador en mi trabajo, no rutinario y algo dinámico: quería hacerme escuchar… La verdad es que en mi adolescencia nunca tuve una voz sería y firme, de hecho, poco era tenida en cuenta… Algo tenía que hacer cambiar eso…

Ahora, miro atrás, y todo ha cambiado. No alcanzo las estrellas, pero me rodeo de ellas, no ayudo a animales con medicinas, intentó llegar a las personas con palabras, y no seré el que más cobra, pero disfruto de una serie de prestigios que hacen de mi labor, un trabajo más que satisfactorio. Ser periodista, para mí, está siendo el inicio de un viaje que me ha hecho llegar muy lejos, más de lo que cualquiera se imaginaba; me ha ofrecido un mundo lleno de oportunidades y sueños y, ahora que empiezo y me queda un año para acabar mi carrera, solo puedo valorar todo lo que estoy viviendo de la forma más humilde y reconocer que nada es imposible, y que los sueños “sueños no son” sino que pueden ser metas que, bien, se convierten en realidades próximas que no requieren de una estrella fugaz para su cumplimiento.

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