0

Plan B

Desde que nos levantamos, bien temprano algunos, hasta que nos volvemos a acostar, planificamos cómo va a transcurrir el día, qué situaciones tendremos que enfrentar o para qué momentos anhelamos su llegada. Si nos ponemos a pensar mucho y dejamos que nuestra imaginación vuele, incluso, podremos visualizar mentalmente cómo van a ser esos instantes… pero, está claro, por mucho que algunos lo intenten, la realidad se aleja de la ficción de Hollywood demostrándonos que no todo es un guión protagonizado por una Jennifer López de barrio humilde… En la gran mayoría de las veces, nosotros mismos no somos los que queremos ser, nuestros actos, vistos desde fuera, ni siquiera se corresponden con las intenciones con los que son realizados y, definitivamente, no controlamos la “magia cinematográfica” de la vida, idealismo creado por las grandes productoras. La vida real es más dura que todo eso y, demás está decir que no, no todo sale cómo queremos… por eso, en la mayoría de las ocasiones, todos tenemos un plan alternativo, un plan B. Es algo que no es lo que queremos exactamente, pero si con lo que nos conformamos porque, en realidad hacemos descender nuestras expectativas como mecanismo de defensa ante el fracaso de no haber llegado donde uno se planteaba. No sé si será buen momento para decir eso de “mal de muchos, consuelo de tontos”, pero está claro que la mayoría de las cosas que conseguimos forman parte de nuestro plan B, esa carpeta donde guardamos los grandes logros (y a veces fracasos) que no hemos conseguido como parte de nuestra primera intención. La verdad es que, desde esta perspectiva, es bastante común utilizar esta base como argumento cinematográfico y televisivo, supongo que para ofrecer a la sociedad un idealismo lejos de alcanzar, como un consuelo para el público, es un “ver lo que no catarás”. De esa forma, el séptimo arte se retroalimenta, con actores y actrices que se elevan a la categoría de dioses interpretando el sueño mágico de un personaje con perfil social medio, para luego pasear por una alfombra roja rodeados del glamour y bajo una derrochadora indumentaria que, además, marcará tendencia, haciendo el sueño americano mucho más prolongado e inalcanzable… la cuestión es: ¿cuándo dejaremos de tener como primera iniciativa las metas ilusorias interpuestas? Puede ser que, cuando lo hagamos, dejemos de consolarnos con un plan B.

0 comentarios: