¡A grito africano!

Que los clásicos Disney se renueven no es una novedad. Algo tendría que hacer la factoría para integrarse en la mentalidad de las nuevas generaciones del siglo XXI. Sin embargo, las originales formas de hacerlo es lo que hace de obras como ésta un auténtico éxito.

Con entradas prácticamente agotadas hasta Marzo del próximo año, El Rey León por fin ha cruzado el charco. Ha llegado directamente desde Broadway, donde se lleva realizando desde 1994, y ha preparado una especial adaptación española de todas sus canciones y puestas en escena. De esta forma, el teatro Lope de Vega ofrece tras sus puertas no solo la oportunidad de revivir la infancia de aquellos más jóvenes y avivar la de los peques de hoy, sino de trasladar al pasado a todos los que conocieron una historia inspirada en las tintas hamletianas de Shakespeare, donde un reino es el motivo de asesinato de un rey por su hermano, causa por la cual será el príncipe desbancado, hijo del difunto monarca, se convertirá en el vengador de su padre y de su propio pueblo.

A ritmos africanos, con una excelente banda musical compuesta por un gran coro que danza y juega bajo la piel de los animales más exóticos de la sábana, las voces en directo logran emocionar al público, logrando superar la dificultad de culminar la novedad sobre la obra ya creada. Es el reto de la auto-superación puesta en escena lo que, en el fondo, representa claramente esta obra.

Espectaculares efectos visuales y de iluminación, acompañados de las sintonías más acordes, no solo conseguirán la exaltación de su público en aplausos que mantendrán la boca abierta, sino que marcarán un punto de inflexión en la obra, que como novedad, incorporará un momento de 3D que, de forma original, resaltará sorprendentemente como lo nunca visto en el teatro. Sin lugar a dudas, El Rey León se ha coronado como una obra por excelencia que, no solo se compromete y cumple con éxito convertir a su público en verdaderos niños que se emocionen, ilusionen, aplaudan y rían, sino que presentarán unos personajes que harán de ellos la eterna canalización de los verdaderos valores humanos bajo una capa de sentimientos a flor de piel y la magnífica ilusión de pensar que, por un momento, puedes seguir la ley del ´Hakuna matata´: vivir y ser feliz.