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No tan Felices (I)

<<Buscando la semilla de los orígenes de los cuentos de los hermanos Grimm y Perrault, he querido unir fotografía y pintura para dar vida y diseño de los relatos clásicos mediante la interpretación de los más representativos actores y actrices españoles>>. Así lo confiesa Manuel de los Galanes, autor de la exposición fotográfica ´No tan felices´. Tras ´Theatre´, su primera muestra sobre cuentos de hadas realizada en 2006 y donde representaba a una ´Bella Durmiente´ sobre los pliegues de una escena “de rotundo erotismo y crudeza bajo la fina capa de una mágica niebla”, el autor lanza ahora un desafío al arte haciendo de la técnica, un modelo y presentando una colección de 15 auténticas obras maestras al más puro estilo fotográfico.


Luz y oscuridad se contraponen entre la hermosura de Bella (interpretada por Natasha Yarovenko) y el tenebrismo de la Bestia (encarnado por Carlos Bardem), ambos separados por la mágica flor que representa el más frívolo encantamiento entre la fragilidad y la dureza que conforman la esencia del ser humano. De la misma forma, y bajo un mismo esquema, el actor español Juan Diego da vida al padre de Pinocho que, dormido, se pierde el milagro que el hada madrina (Dafne Fernández) concede al muñeco de madera al convertirlo en un expectante y cuasi mágico niño de verdad. Jugando con las sombras y penumbras, y descendiendo a las mazmorras de la madrasta María Pujalte, encontramos a una Paula Echevarría convertida en ´la chica de la medianoche´: Cenicienta. Un fondo simple que no necesita de más belleza que la que ambas actrices ofrecen mediante delicados movimientos y estilosos vestidos de época, que parecen estar en la paradoja de la quietud en movimiento. Siguiendo está línea de claroscuros, y frente a un escenario pseudobélico que rememora la peste europea y el indigente panorama del siglo XIV, se encuentra Alejo Sauras bajo la piel de ´El Flautista de Hamelín´. Un clásico entre los clásicos.

La elegancia es un rasgo más que remarcado en las obras del artista De los Galanes. Es visible en tales representaciones como la que hace Blanca Portillo de la altiva Reina de Corazones que sostiene a una débil y fina María León en ´Alicia en el país de las maravillas´. Espectacularmente rica se muestra asimismo la clase monárquica que envuelve, con soberbia y presunción, a ´El traje del emperador´, una escena más que llamativa en la que puede verse reflejada a Martín Rivas y Javier Cámara. Sin embargo, es Lluis Homar quien, bajo la piel de Barba Azul, persigue por los subterráneos de su castillo a una asustadiza pero más que bella Natalia Verbeke, que envuelve la imagen con fragilidad, poder y un volumen aireado.

La sensualidad, expresada en todas sus formas, también tiene cabida en ´No tan felices´. Desde una simple belleza femenina con tonos claros y dorados en la limpia y clara escena de amor entre Rapunzel (Michelle Jenner) y su amado (Joel Bosqued), hasta el sexy encuentro que representan un fornido Miguel Ángel Silvestre atrapando entre sus brazos a la sensual y delicada figura de Patricia Montero, haciendo de esta una Bella Durmiente muy espabilada. Mientras, los semidesnudos juegan un papel básico dejando poco a la imaginación. Es el caso de una ´Sirenita´ que comparte lecho de amor con su amado tras una larga noche de pasión ante la atenta e inseparable mirada voyeur de la Bruja del Mar (Mira Kiró) que, con rabia pero sin apartar ojo, sostiene entre su pecho un cuchillo. Desde luego, descaro al más puro estilo con una mezcla de celos y pasión sexual. Igualmente, y desobedeciendo a ese “dos son pareja y tres multitud”, es el vestido de Manuela Vellés quien, como con vida propia, envuelve y difumina los desnudos y fornidos torsos de Alex Barahona y Antonio Hortelano. Como si fueran para regalo, un lazo rojo los rodea haciendo alusión al título más conocido de esta obra: “Las zapatillas rojas”.  Desde luego, escenas alejadas de las mágicas tierras imaginarias que el señor Disney pisará en su momento.

La magia es el elemento clave de esta exposición que bien podría ser vista durante horas y horas. El tiempo puede volar ante la atenta y maquiavélica perspectiva de la malvada bruja (Ariadna Gil), y aquella conocida como “la más bella de todo el reino”: Blancanieves. Por otro lado, podrás ser envuelto por la misteriosa mirada de complicidad que muestra una Blanca Suárez malcriando a su lobo y ocultándose con su roja vestimenta con un otoñal paisaje que la atrapa a su vez como ´Caperucita roja´. Por su parte, las apariciones celestiales  son un elemento clave y distintivo en las frías nevadas que unen a una terrenal Ruth Nuñez con el divino ente de Marisa Paredes en ´La cerillera´. Y, finalmente, para compensar la austera frialdad del invierno, un golpe de calor procedente de las humeantes llamas abraza a una provocativa Ana Polvorosa y a un soldadito de plomo deseado y deseoso; sin lugar a dudas, un panorama llamativo y sensual.

¿Arte, pintura, ilusión o fotográfica? Es difícil desgramar el misterio que gira en torno a las obras de un autor que, de forma gratuita, expone unas representaciones increíblemente mágicas y creativas… Fantasía y elegancia se unen para provocar en sus cuadros un choque entre realidad y ficción que muestra una perspectiva mucho más adulta de lo que, ante una mirada lejos de la infante, puede suponer los cuentos y relatos populares en la actualidad. Una visión al futuro de los personajes más conocidos que nos avanza a modo de flash foward qué ocurrió tras el “y comieron perdices”, chocando con la cruda visión de un adulto al pensar que, quizá, detrás de la palabra “FIN”, realmente no fueron tan felices…

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