El narrador musical
Siempre he pensado que la vida consiste en contar historias...
... Si cuentas la tuya propia, desde una perspectiva real, podrás ser narrador y personaje; perderás la objetivida "prometida" ante tu público, pero tendrías la posibilidad de "moldear" el relato a tu imagen y semejanza. Eso sí, con el riesgo de creerte tu propia historia y perder de vista la forma de vivirla... Es decir, caerías en las redes de tu narración y no podrías escapar de ti mismo...
Por el contrario, si cuentas la de otros, desde los ojos de la ficción y el entretenimiento, gozas de otros privilegios: controlar a los personajes y situaciones, poner puntos de tensión e inflexión cuanto más te apetezca, apoderarte de la ignorancia en la materia de tu público para sorprenderlo y emocionarlo, y por tanto, disfrutar de mayor credibilidad, pues al fin y al cabo, te conviertes en un mero transmisor de información irreal nacida de la imaginación.
Es realmente importante no perder nunca esa perspectiva. Cuando el público conoce un material con relación con la ficción, siempre mostrará unas perspectivas que hay que satisfacer buscando una forma de impactarle. Entre otras muchas cosas, en la vida, esa función no solo la cumple la literatura, pues varía desde un poema a una canción y pasando por un videoclip musical. Aquí me quiero centrar.
La letra de una canción nos cuenta una historia con personajes que, al oírla y repetirla mil veces en nuestra mente, bien podríamos protagonizar, escenografiar e interpretar nosotros mismos. Vivir nuestros propios videoclips. ¿Os imagináis? ¡Con lo que a mucha gente le gusta el drama o simple protagonismo! Pues aunque suene absurdo, esta es la meta que tiene que alcanzar un productor que se dedique a realizar vídeos musicales: enganchar contando una relato con un final inesperado en menos de 4 minutos de duración e intercalando la historia contada con las escenas de sus cantantes interpretando su canción... ¿Cuánto tiempo neto queda entonces para la historia? Muy poco... A veces tan insuficiente que no se cuenta bien... a veces el justo para clavarlo. Sea cual sea el caso, se trata de una especie de mini corto musical donde influyen todos los factores. Desde mi perspectiva, hay que llegar a un final inesperado que mueva los cimientos que construye el receptor durante el tiempo de su visionado para provocar un efecto.
En fin, esta es una simple reflexión que siempre he pensado y nunca expresado, pero que me ha animado un videoclip que recoge fantásticamente mi idea... Simplemente, y retomo con el comienzo de este post, me remito a la cuestión inicial. La vida consiste en contar historias... ¿Eres de los que protagonizan o de los que narra? En mi opinión, narrarla es la forma de vivirla para protagonizar la tuya propia.
En esto se basa un proyecto que, ojala, algún día, vea la luz...
¡Disfrutadlo!
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