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El refugio nº 2oo

Hoy he recibido una carta... No tenía remitente, por lo que pensé que era anónima. No abultaba en su contenido, por lo que creí que sería más bien un mensaje escueto, como un telegrama o simplemente  una postal... Me equivocaba. La giré y observé que mi nombre estaba escrito con una perfecta caligrafía , por lo que no dudé en confirmar que se trataba de alguien importante... 

Sí... 

Realmente, así era...

14/11/2009

Estimado lector:

Me es grato dirigirme a usted. 

Esta carta llega con gran retraso. Lo sé. A pesar de ello, este hecho no atañe ninguna importancia... Dese cuenta de que hay personas que ni si quiera la reciben y no cumplen con su función de destinatarios... No, por favor, no culpe a los mensajeros ¡Pobres ellos! Son quienes, en memoria del ya olvidado Hermes (Mercurio para otros) actúan llevando las buenas - nuevas de aquí para allá... Si usted ha recibido esta epístola no es por otra razón sino que estaba destinado a leerla. Pronto entenderá por qué.

¿Alguna vez se ha planteado cuán importante es tener un refugio en esta vida? Por triste que parezca, pocas personas lo hacen... pasan de puntillas por esta cuestión, de vital significado, y se resguardan en lo primero que encuentran. Es importante resguardarse, pues en el largo camino de la vida, llegan tormentas y malos tiempos en los que, si nada le cubre, quedará a la intemperie y será vulnerable ante todo y todos.

Sin embargo, usted no siempre ha encontrado ese resguardo... y a ciencia cierta sé que, en ocasiones, se ha sentido sólo...

- ¡Vaya tontería! ¡Tengo mil personas a mi alrededor, vivo en una gran ciudad y voy a estar yo sólo...! - Podrá usted pensar. 

Sí... Yo también pensaba que acompañaba y ayudaba a miles de personas y... ¡Míreme! Usted es el único que lee hoy mi carta ... 

No... Ya se ha dado cuenta de que no es ninguna tontería. Usted lo sabe porque usted sí ha sentido la soledad. 

A lo largo de mi existir he podido ver cómo multitudes apaciguaban este sentimiento, para muchos realmente espantoso... para otros, aparentemente indiferente.

Algunos pensaba que el amor, aunque no fuera verdadero, podría acallar sus miedos. 

- Dedicaré todo el tiempo a esa persona que me distraerá de mis absurdos y banales pensamientos...Total, la estabilidad sentimental es siempre una meta a alcanzar, y aunque durante el camino me vaya convenciendo de que tiene que ser ella y no otra, ya tengo a alguien a mi lado... ¡Y con ello se rompe esta solitaria maldición! - 

Error. Sólo el amor verdadero puede romperlo. Pero es dificil de encontrar... Conformarse con el disfraz de Eros es sucumbir ante el engaño y el egoísmo por no permanecer en mano de un sentimiento de femenino nombre.

Otros tantos llevaban sus escrúpulos mucho más allá. Viendo que una relación sería complicada de sostener, atenuaban sus necesidades sentimentales a las corporales. Al fin y al cabo, "la solitudine", como así la llaman los italianos, no es otra cosa que una necesidad no satisfecha. Ellos la satisfacían de una forma meramente superficial: la sexual.

- ¡Ojala tuviera ese cariño que veo en los demás! ¿Podré alguna vez conseguirlo? Lo dudo. Si no consigo llegar hasta allí... ¿Por qué no conformarse con lo de más aquí? Sí. Al fin y al cabo dos personas unidas en una es también una forma de no estar sólo... es placentero y atractivo, me hará un triunfador ante los demás y podré fijar mis metas en aquellas personas con las quiera estar... Ello determinará quién soy. Si lo consigo, un triunfador. De lo contrario, un fracasado. Así que lucharé para no fracasar... - 

Efímero. El sexo sin amor, sólo es eso: sexo. ¿Llena? Puede que incluso no sea satisfactorio ni siquiera en el propio acto sexual. ¿Realmente merece la pena? Ellos pensaban que sí. 

De la misma forma, otros muchos pensaron en la fama mediática, el dinero, el alcohol, las drogas o la violencia como una forma de presumir ante los demás. Un poder que no es otro que ser más importantes que el resto. Destacar sin motivo alguno ante ellos, solo para que ser observado, para que el resto vea quién realmente es usted. Solo para no estar sólo. 

Exacto. Ha llegado a la conclusión. Todo esto son refugios. Lugares dentro del ser donde, de una forma inconsciente (y utilizo por primera vez esta palabra) la gran mayoría busca no verse en soledad. Para que me entienda, es como una sala de espejos en la que, si ve su reflejo, puede estar tranquilo de que no pasará nada... - ¡Exponga su ser en los ojos de los demás y podrá ver en ellos quién realmente es usted! - Es la mayor de las mentiras del ser humano. Una, cuya simpleza se reduce a la más dificultosa realidad. 

Es sencillo. La soledad no es otra cosa que tiempo para estar con uno mismo ¡¿Tan malos somos que no nos soportamos ni estando a solas con nuestro propio "yo"!? Es curioso, porque aunque muchos no saben estar solos, a pesar de esto, sí que pretenden que otras personas los soporten...

A veces es bueno escucharse... Decirse lo que se necesita oír... Por eso esta carta llega con tanto retraso, porque después de 200 entradas publicadas en su blog, nunca ha dejado que sea su conciencia quien escriba una. Sí, se ha dejado asesorar por mí de vez en cuando para lograr hacer lo que siempre le ha gustado: magia con las palabras para convertir la nada en una fantasía literaria o manifestar una realidad candente de una forma consecuente y veraz. La diferencia es que hoy usted ha abandonado su refugio para salir en busca de algo más y se ha encontrado conmigo y con esta epístola. 

Hoy, cuando por fin usted ha decidido escucharme y leerme, cuando me ha permitido ser yo quien le dicte estas palabras para ser usted quien las reciba, ha vislumbrado la razón por la que es quién es, su identidad y su verdadero ser. Pues al fin y al cabo, la conciencia solo es la capacidad de estar sólo en convivencia con el alma.

No lo olvide nunca.

Mis más gratos saludos.
Su "yo" consciente.

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